El 15 de noviembre de 2024, el Ministerio de Finanzas y la Administración Estatal de Impuestos de China («SAT») publicaron un Anuncio sobre el Ajuste de las Políticas de Rebaja de Impuestos a la Exportación, que entró en vigor el 1 de diciembre de 2024.
El documento establece que se eliminarán las rebajas fiscales a la exportación para el aluminio, el cobre y los aceites y grasas químicamente modificados derivados de fuentes animales, vegetales o microbianas. Además, se reducirá del 13% al 9% el tipo de bonificación para las baterías, determinados productos minerales no metálicos, algunos productos petrolíferos refinados y los dispositivos fotovoltaicos.
El sistema chino de desgravación fiscal a la exportación se diseñó originalmente para subsanar una laguna en el marco del IVA del país que había desfavorecido a los exportadores. Según las normas del IVA chino, las empresas suelen compensar el IVA pagado en las compras realizadas durante los procesos de producción, adquisición y distribución -conocido como IVA soportado- con el IVA cobrado en las ventas -conocido como IVA repercutido-.
Sin embargo, las exportaciones tienen un tipo cero a efectos del IVA, lo que significa que no se recauda el IVA repercutido. Esto había dejado a los exportadores sin posibilidad de recuperar el IVA soportado, aumentando así su carga financiera. Como medida correctora, se puso en marcha el régimen de reembolso a la exportación, que permite a las empresas que cumplen los requisitos recuperar una parte o la totalidad del IVA soportado.
Se espera que la eliminación o reducción de las desgravaciones fiscales a la exportación en virtud de la nueva política incremente los costes para las empresas que operan en los sectores de los biocombustibles y los metales de China. Las empresas orientadas a la exportación deben evaluar si sus productos entran en el ámbito de aplicación de los últimos ajustes y diseñar estrategias adecuadas para mitigar cualquier posible efecto adverso.
